lunes, 20 de abril de 2009

El hincha argentino

El hincha no es yo, es nosotros. El hincha no dice "hoy juega mi equipo", dice "hoy jugamos". Todas las semanas, abandona su rutina individual para transformarse en un yo plural en un estadio que, más que campo deportivo, es un templo. Un templo de una religión que no acepta desertores. El hincha puede abandonar al amor de su vida, puede dejar de creer en Dios, puede cambiar hasta lo mas íntimo de su ser. Pero nunca va a cambiar el amor, la fe y la devoción por su club. El hincha es eternamente fiel.
El hincha es un fundamentalista que no acepta argumentaciones, porque la razón no importa. Importa el sentimiento. No vale la pena intentar explicar la pasión, por que si no, todo serían hinchas del club que más partidos gana.
El hincha deja de ser yo y se tranforma en nosotros mucho antes de llegar al templo. Es tan fuerte la influencia de esa fuerza sobrenatural, que el hincha ya se siente parte muchas cuadras antes de llegar. Tiene todo los elementos necesarios para el ritual: cohetes, bombos, papel picado, serpentinas. Y los trapos. Y las canciones de la misa. Canciones de fidelidad eterna, de muerte al enemigo, de insultos a la cobardía y a la falta de talento rival. No hay tonos grises. Por más que haya muchos colores en las canchas, todo es blanco o negro. Estamos nosotros y están ellos, y nosotros somos los mejores. Ellos son los tramposos, ellos compran a los árbitros, ellos son los cobardes, los pechofríos, perdedores aunque ganen.Para eso esta el hincha, para cantarle al mundo esas verdades. Para pegarle a la pelota sólo con las ganas y desviarla unos centímetros para que entre al arco.
Cuando el partido termina, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, comenta el partido. "Qué goles les metimos" o "Cómo nos robaron", de acuerdo con el resultado. Las lucen se van apagando y el hincha, lentamente, mientras se aleja del templo, se va diluyendo hasta transformarse nuevamente en uno hasta el próximo domingo, donde se volverá a encontrar con ese montón de desconocidos que él sabe que son sus hermanos.

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